Friday, April 18, 2008

La pareja y las vacaciones

Palabra de mujer
La pareja y las vacaciones
Por Claudia Campos

Cuando llega la época de las vacaciones, muchas parejas logran romper con su rutina de vida y de pareja. ¿Qué será lo que sucede en ese breve período del año? ¿Qué diferencias se establecen con la vida sexual de los meses anteriores? ¿Coincide acaso con las variaciones climáticas?

Todas estas inquietudes son importantes para que las parejas tomen conciencia de aquellas cosas distintas que les permiten disfrutar a pleno del encuentro amoroso o, por el contrario, de aquellas que les inhiben el placer.

Todo el mundo sabe que el estrés en la vida cotidiana limita y afecta la calidad de vida de la pareja y que, cuando éste desaparece, mejora la calidad de las relaciones. Es por ello que durante las vacaciones aumenta el interés sexual, la frecuencia y el placer de parejas cuya relación es buena, pero sin oportunidades de intimidad.

Para otros, sin embargo, las vacaciones no son propiamente un paraíso, sino, por el contrario, agudizan las distancias y, lo que es peor, demuestran que aunque se elija el lugar más caribeño, las cosas no cambian.

Nada hay más patético que contemplar a una pareja tratando de jugar una ficción de segunda luna de miel y añorando sentir la pasión de hace algunos años. Cuando se llega a ese estado, tal vez resultaría mejor tomar vacaciones por separado, y abrir una ventana a una situación sofocante.

En abril, las vacaciones están cerca, y con ello, si la situación económica lo permite, llega el momento de elegir adonde ir. No sobra hacerse algunas reflexiones antes de tomar la decisión.

En primer lugar pregúntese ¿qué es lo que busca? : descanso, diversión, vida en familia, reencuentro de la pareja, activar una vida sexual o romance.

Porque si lo que busca es reencuentro, intimidad y sexo, es poco probable que tenga éxito si las vacaciones incluyen a todo el grupo familiar, abuela, nana y perro. En este caso tal vez resulte mejor dividir las vacaciones, el primero —aunque sea breve—destinado a la pareja; el segundo para la familia.

Toda pareja necesita, para realimentarse, de espacios propios. Sin nadie a su alrededor, ni hijos ni familia ni amigos ni televisor. Claro que esta propuesta tiene un riesgo, puede ser que se den cuenta, al estar solos, que ya no tienen mucho que compartir.

Pero esa conciencia, en definitiva, también es un logro, porque muestra que más que preocuparse de las vacaciones, deben preocuparse y hacer algo por su relación de pareja.

Psicóloga Clínica, especialista en Sexualidad Humana y Terapia de Pareja.
palabrademujer08@yahoo.com

Thursday, April 10, 2008

El eterno miedo a la soledad

Palabra de mujer
El eterno miedo a la soledad
Por Claudia Campos

Difícil encontrar un concepto que produzca más temor, más aversión, más angustia que el de la soledad. El temor a la soledad constituye una de las razones para establecerse en pareja. Y es que, en realidad, mucha gente pasa la vida evadiendo esta faceta tan desconocida y desprestigiada de la existencia humana, al menos en los últimos años.

Para el ser humano en el pasado era primordial pensar sobre sí mismo, explorar su interior, sus intuiciones, sus sueños, sus presagios y visiones, pero también sus pensamientos, su ética, sus reacciones, la esencia de su ser. Y... en cambio para el hombre de hoy, ese hombre de la llamada postmodernidad, es fundamental construir su apariencia, su estética, su entorno inmediato, su reputación y su éxito social. Esta es precisamente la gran explicación sobre por que es terrible e indeseable, antes que nada, la eventualidad a la soledad.

Para una persona que ha explorado su interior, ha experimentado el conocimiento de sí mismo, se ha cuestionado e indagado por sus posibilidades, ha iniciado una comunicación íntima y se ha dado a la tarea de ir respondiendo interrogantes acerca de sí, el hecho de estar solo únicamente implica una situación física, que no aterra, ni amarga. Se trata de una ocasión para continuar su autoconocimiento.

En cambio, para la mayoría de los seres humanos, con todos sus afanes, quedarse solo es tener que enfrentarse de un golpe con el silencio del fondo, con el vacío de no conocerse.

Y no precisamente estoy hablando de la soledad como sinónimo de soltería. O si no ¿porque muchas personas que viven en pareja, experimentan este mismo sentimiento de soledad?

La soledad debería ser vista como una parte de nuestro propio ser, una certeza de nuestra existencia, un espacio que nadie puede invadir, un terreno de aprendizaje y crecimiento personal. A veces, una buena compañera.

Psicóloga Clínica, especialista en Sexualidad Humana y Terapia de Pareja.
palabrademujer08@yahoo.com

Friday, April 4, 2008

El arte de la discusión

Palabra de mujer
El arte de la discusión
Por Claudia Campos

La divergencia no es de sexos, es humana.

Con esta expresión quiero hacer referencia a lo humano que resulta el desacuerdo, el conflicto, el gesto contrariado y los malos entendidos.

Basta que dos seres humanos estén juntos, no importa su s
exo para que se establezcan y se coloquen en un mismo espacio las diferencias entre ellos.

Diferencias que se dan por razones genéticas, culturales, ambientales, de raza, de personalidad y de particularidades de cada uno.

Y con mayor razón cuando se trata de dos seres humanos que comparten la cotidianidad: ya que ésta trae consigo múltiples alegrías pero también tristezas, angustias, cansancio, discusiones y conflictos.

Pero no siempre las discusiones son sinónimo de peleas irreconciliables. Es más, si aprendemos a discutir, este tipo de conversaciones pueden ser muy productivas para la pareja.

Pero es importante tener en cuenta algunas reglas generales que nos pueden servir a la hora de discutir y poder así llegar a tener una conversación exitosa.

La regla de oro número uno: piense antes de hablar. No “descargue” en su pareja todo su enojo sin detenerse a pensar un instante.

Antes de hacer un reproche o levantar el dedo acusador, mejor exprese genuinamente sus sentimientos antes de tratar de suponer los del otro. Deje de lado el estilo agresivo, irónico y prepotente y reemplácelo por un tono más cordial.

Dialogar es intercambiar ideas, opiniones y sentimientos; no significa competir. Y para ello es importante antes de empezar a discutir, asegurarse de que su pareja esté dispuesta a escuchar, de lo contrario, gastará tiempo y saliva inútilmente.

Discúlpese cuando se equivoca. Deje de lado su orgullo es importante que reconozca su error y lo exprese en forma clara y con humildad. Recuerde que en este dialogo no existen ganadores o perdedores, sino personas que en ocasiones ceden y en otras consiguen el apoyo del compañero. Busque permanentemente el equilibrio en el que ninguno se sienta manejador del otro ni manejado por él.

Psicóloga Clínica, especialista en Sexualidad Humana y Terapia de Pareja.
palabrademujer08@yahoo.com