Friday, January 11, 2008

El chocolate calma penas

Palabra de mujer
El chocolate calma penas
Por Claudia Campos

¿Es usted una de esas personas que ante el fin de año o frente a nostalgias o angustias recurre a esos antojitos poco nutritivos como los dulces o chocolates?

No se preocupe, hoy la ciencia nos explica que no sólo se trata de caprichos de la época.

Un estudio dirigido por los científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Richard y Judith Wurtman mostró, en primer lugar, la unión entre los alimentos y el estado anímico al encontrar que el azúcar y el almidón contenidos en alimentos ricos en carbohidratos reforzaban una poderosa sustancia química del cerebro llamada serotonina.

Luego, ellos lograron encontrar el nexo entre la serotonina y otros neurotransmisores —que son los encargados de pasar la información de célula a célula en el cerebro— a nuestro ánimo, emociones y ansiedades.

De hecho, hoy existe toda una gama de investigaciones destinadas a entender esta conexión, las cuales confirman que esos secretitos de la comida de la abuela tienen un asidero científico: qué comemos y cuándo comemos afecta directamente nuestra mente y nuestro estado de ánimo. Y por ende, nuestra calidad de vida.

De acuerdo a esto, si selecciona adecuadamente lo que come podría modificar de tal manera su estado anímico que llegue a tener realmente el control de su vida. Por ejemplo, constataron que si nos dejamos seducir por los tentadores y nada dietéticos alimentos ricos en carbohidratos como las pastas, el pan o las papas, se elevan nuestros niveles de serotonina, ayudándonos a sentirnos más relajados.

Igualmente se ha comprobado que el chocolate puede calmar un dolor menor o una baja del estado de ánimo. Y no se trata sólo de una excusa. Veamos.

Estudios como los de Adam Drewnowski, de la Universidad de Michigan, sugieren que la calóricamente fatal combinación de azúcar y grasa es la que de verdad se convierte en un antojo difícil de dejar pasar.

Según esto, las endorfinas, encargadas de producir sensaciones agradables en el cerebro, funcionarían también como calmantes del dolor. De esta manera, en ciertos períodos, nuestro cerebro pide esta “droga” de azúcar y grasa a fin de mitigar nuestro malestar, como ocurre frecuentemente con ese antojo de chocolate, del cual muchas solemos ser víctimas.

Claro que no se trata de escudarse bajo estas investigaciones para “activar”, “calmar” o “relajar” su estado anímico y subir unos cuantos kilos.

Los nutricionistas sugieren que el mismo efecto cerebral lo puede obtener comiéndose un par de rebanadas de pan de trigo entero o galletas integrales. Aunque un trozito de chocolate de vez en cuando ¡tampoco es pecado!

Psicóloga Clínica, especialista en Sexualidad Humana y Terapia de Pareja.
palabrademujer08@yahoo.com

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